domingo, 22 de noviembre de 2020







Con la presencia en la sala de uno de los imputados, Eduardo Eleuterio Ascheri, se realizó la cuarta jornada del alegato del Ministerio Público Fiscal a cargo de Gabriela Sosti. En más de cuatro horas, repasó entre otros casos, los secuestros del grupo de prensa, tres parejas de militantes que tenían que editar libros y fueron secuestradas; solo sobrevivieron Daniel Cabezas, Nora Hilb y Aixa Bona. Fueron asesinadas las otras tres: Alfredo Lires, Gervasio Guadix y Graciela Álvarez. Sosti también repasó el calvario de Silvia Tolchinsky, el secuestro del cura Jorge Adur y Lorenzo Viñas, entre otros. Ascheri derramó una lágrima cuando escuchó una de las historias. (Por El Diario del Juicio*) 

☝ Foto de Portada   Mientras Sosti desarrolla la historia de Selva Varela Istueta, una lágrima recorre la mejilla de Ascheri. Quienes asistieron a la audiencia y detectaron la situación, coincidieron en señalar que es extraño que alguien que en su ampliación indagatoria no se lamentó por lo que les ocurrió a las víctimas, se sensibilice con la historia de una de ellas. Y dijeron casi a coro: "si le genera alguna sensibilidad, que diga lo que sabe". Ascheri fue sorprendido durante el juicio, en dos ocasiones, violando la prisión domiciliaria.

📷 Fotos 👉 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio

📷 Selección de fotos 👉 Martina Noailles/Fernando Tebele

 ✍️ Textos 👉 Fernando Tebele/Martina Noailles




☝ En la previa de la audiencia, Daniel Cabezas, sobreviviente del genocidio, coloca las pancartas con las fotos de quienes fueron desaparecidas/os en cada silla. Salvo en una, la que sorprendentemente ocupó Eduardo Ascheri, uno de los imputados. Ascheri quedó rodeado de las fotos interpeladoras.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio


☝ Ascheri quedó rodeado de rostros. Sus ausencias dicen más que cualquier palabra.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio



☝ Selva Varela Istueta tenía apenas un año cuando en 1977 secuestraron y desaparecieron a su padre Mario Aníbal Bardi y a su mamá Claudia Istueta, médicos, militantes montoneros de zona sur. Su madre había pedido que, si algo les pasaba, Selva fuera criada por compañeros, no por la familia. Esos compañeros fueron Carlos Karis y Nora Larrubia. El 13 de septiembre de 1980 dormían la siesta cuando entró la patota. Selva tenía 3 años y su hermanito Juan Carlos (hijo de Karis y Larrubia) era bebé. Se llevaron a Carlos y a Nora. A los chicos los dejaron con unos vecinos. Terminaron adoptados por aquella tía que Claudia Istueta había querido evitar. Selva, o Pajarito como la llamaban en la guardería de Cuba, es una de las tantas víctimas de la última dictadura que asesinó a sus madres y a sus padres, a los biológicos y a los del corazón.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio



☝ Desde la pantalla, el “Negro” Juan Carlos Silva parece clavar su mirada en Eduardo Eleuterio Ascheri, quien fuera jefe de la División Planes del Departamento de Inteligencia del Comando de Instituto Militares y ahora espera sentencia en este juicio. De barbijo negro y prisión domiciliaria, Ascheri asistió a la última audiencia y escuchó en vivo el alegato de la fiscal Sosti. Tiene 86 años. Silva tenía 30 cuando lo secuestraron el 26 de junio de 1980, el mismo día que al padre Adur y a Viñas en Paso de los Libres. Por el caso de Silva, entre otros, se escucharon los testimonios de su compañera, Ana Testa y la hija de ambos, Paula Silva Testa.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio



☝ Francisco Goya fue secuestrado y desaparecido. Uno de sus hijos, Carlos Goya Martínez Aranda fue apropiado. Recuperó su identidad por el incansable trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo. También declararon Emilio y Juan Manuel, otros de sus hijos, quién relató la cercanía de su padre a las Ligas Agrarias y la relación que lo unía a Quique Lovey, principal referente de esa organización campesina.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio



☝ La revista Para Ti tituló “Habla la madre de un subversivo muerto”. Era en realidad una entrevista fraguada que le forzaron hacer a Thelma Jara de Cabezas mientras la tenían cautiva bajo tormentos desde abril de 1979 en la ESMA. Daniel Cabezas, integrante del grupo Prensa de la Contraofensiva, supo así que su madre estaba viva. “Esta es una muestra más de la ‘acción psicológica’ de la dictadura tendiente a construir conceptualmente y adjetivar a ese enemigo a destruir. La función de ese discurso estigmatizante, embustero y artero era paralizar, domesticar a la sociedad, pretendiendo convencerla de la necesidad de ese exterminio. Y de paso instalar el escenario del más ominoso terror”, sostuvo Sosti en su alegato.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio

☝ "Lo más determinante es la constancia del interrogatorio bajo tormentos que le hicieron los especialistas de inteligencia que se desplazaron para secuestrarlo", dijo Sosti cuando tomó el caso de Antonio Tovo, quién tuvo a su cargo la articulación sindical entre Rosario y otros cordones industriales. "El interrogatorio inmediato fue en Rosario. No hace falta aclarar que no había ninguna autoridad judicial ni prevención alguna para evitar las torturas". Grafica de ese modo, por un lado la tortura como metodología para conseguir información aplicada en todos los casos, sin excepción; por otra parte, la fiscal, al abordar la cuestión de la información obtenida bajo tortura de personas que luego serían desaparecidas, desmitifica en torno de la entrega o no de datos era una de las cuestiones que definía la vida y la muerte de las personas durante el genocidio. La perversión genocida no funcionaba de ese modo. 
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio



☝ Desde la foto, Gervasio Martín Guadix, parte del grupo de prensa, junto a Verónica Cabilla, la joven secuestrada al reingresar al país. Sosti repasó las declaraciones de los gendarmes y médicos que participaron del informe oficial que avaló el supuesto suicidio de Guadix en la frontera, sobre todo el de quien lo llevó adelante, Juan Carlos Olari, de quien dijo que esperaba que pronto estuviera imputado por lo que, como se ha visto durante el juicio, fue un secuestro y asesinato. 
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio



☝ Aixa Bona era una de las seis personas que formaban parte del grupo de Prensa. Venían a imprimir el libro “Montoneros, el camino de la liberación” y a repartirlo a políticos, historiadores y militantes de la organización. La mañana del 27 de agosto de 1980, salió de la casa con un bolso en una mano y Dolores, su hijita, en la otra; pero la patota que la estaba acechando le cerro el pasó. La agarraron por la espalda. Dolores quedó llorando en medio de la calle. Su compañero, Gervasio Guadix, había desaparecido el día anterior. A Aixa la llevaron a Campo de Mayo y días después, previo paso por la Comisaría de San Martín, la encerraron en la cárcel de Devoto. Allí, como explicó Sosti, “le hicieron un simulacro de juicio a partir de la declaración 'tomada en campo de Mayo', y la condenaron a 14 años de prisión. Decisión comunicada de inmediato por los medios del régimen. Que por supuesto no mencionaron ni una letra que había estado secuestrada en campo de mayo y que Guadix estaba desaparecido. Un juez y un secretario convalidando el cautiverio bajo tormentos: Martín Anzoátegui, conocido por la contribución a los dictadores y Miguel Arecha”. Sosti también remarcó la situación que se dio en este juicio, cuando Bona reconoció a Roberto Álvarez, quien prestaba declaración como testigo, como una de las personas que la trasladó desde Campo de Mayo a la Comisaría departamental de San Martín. La sobreviviente lo reconoció a través de la transmisión televisiva del juicio que realiza este diario.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio



☝ Las rosas tejidas, íconos de este juicio, estuvieron sobre la mesa de la fiscal en su cuarta jornada de alegato. Cada tanto tomaba una de ellas y apretaba su tensión contra la lana roja. Fue una jornada muy especial  para la fiscal Gabriela Sosti, quien perdió a su padre días antes de la audiencia. Su tono pareció imperturbable, pero tanto antes como después de la jornada se la pudo ver compungida. En la transmisión de TV se observó el saludo que recibió del presidente del tribunal, Esteban Rodríguez Eggers.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio



☝ En la pantalla asoma la familia Tolchinsky antes de la devastación a la que fue sometida por el genocidio. El primero de la izquierda es Miguel Francisco "Chufo" Villarreal, con sus hijos Laura y Juan. A su lado está Silvia Tolchinsky, la única sobreviviente de la parte militante de la familia. Del lado derecho Guido Tolchinsky, el padre de la familia; junto a Julieta, la hija mayor de la pareja Villareal/Tolchinsky. Más a la derecha completan la foto Daniel Tolchinsky y Ana Dora Wiesen, ambos secuestrados y desaparecidos, junto a Gustavo, uno de sus hijos.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio.


*Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardiamedio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

1 comentarios:

  1. Excelente trabajo La Retaguardia, Todos, Gustavo Molfino. Reparador escuchar.

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