La Cámara Federal de Casación Penal rechazó, por unanimidad, el pedido de prisión domiciliaria que realizó Marcelo Cinto Courteaux, jefe de Inteligencia de la Primera Sección en el Destacamento de Inteligencia 201 de Campo de Mayo imputado por el secuestro, tortura y asesinato de casi un centenar de militantes montoneros que formaron parte de la Contraofensiva entre 1979 y 1980. Cinto Courteaux, de 71 años, es el único de los nueve imputados de la causa que se encuentra detenido en cárcel común. (Por Martina Noailles para El Diario del Juicio*)
(Foto: Gustavo Molfino / DDJ)
Marcelo Cinto Courteaux burló a la Justicia durante 37
meses. El ex jefe de Inteligencia de Institutos Militares disfrutó prófugo de su
vida en libertad desde que la jueza federal Alicia Vence lo citó a indagatoria
en marzo de 2014 hasta que la Policía de Seguridad Aeroportuaria lo detuvo el 6
de mayo de 2017 en pleno Barrio Norte. Ahora, es el único de los 9 imputados en
el juicio por la represión a la Contraofensiva Montonera que llega cada martes
al Tribunal Oral 4 de San Martín después de haber pasado la noche en una cárcel
común. A veces, está esposado. Otras, quién sabe por qué motivo, no.
Hace algunos meses, el defensor público oficial de Cinto
Courteaux –Lisandro Sevillano- presentó ante el Tribunal Oral un pedido para
que le dicten prisión domiciliaria, por su edad y por motivos de salud. Los
jueces rechazaron la solicitud y la defensa recurrió ante la Cámara. El 13 de
junio, por unanimidad, los tres magistrados que integran la Sala II de la
Cámara Federal de Casación Penal -Ángela Ledesma, Alejandro Slokar y Guillermo
Yacobucci- volvieron a denegar el beneficio. Coincidieron con el Tribunal Oral:
que haber estado prófugo durante más de 3 años “hace presumir que en caso de
concedérsele la detención domiciliaria, intentará eludir el accionar de la
justicia”.
Cinto Courteaux era el jefe de la Sección Primera de Ejecución
del Destacamento 201 de Inteligencia del Comando de Institutos Militares cuando,
entre 1979 y 1980, un centenar de militantes montoneros fueron secuestrados,
torturados, desaparecidos y asesinados por formar parte de la Contraofensiva,
acción política contra la dictadura cívico militar. Cuarenta años después de
aquellos delitos de lesa humanidad, Cinto se encuentra sentado en el banquillo
de los acusados junto a otros 8 miembros del Ejército.
En 2017, la PSA logró detenerlo luego de arduas tareas de
inteligencia dispuestas por la jueza Vence que incluyeron seguimientos de
Interpol, intervenciones telefónicas, filmaciones y seguimientos. Cuando lo apresaron,
Cinto Courtaux tenía dentro de su billetera un recorte de una revista con la foto
del abogado querellante, Pablo Llonto, y una indicación del lugar donde trabaja,
la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata. Detrás del recorte, un
número que nunca se supo su significado. Cuando el fiscal en la indagatoria le
consultó sobre la fotografía, respondió: “Es que me gusta estar informado”.
“El interno se encuentra tratado como corresponde a sus
patologías dentro de la unidad carcelaria en la que se encuentra detenido, sin
que se adviertan razones humanitarias, que a pesar de su condición etaria no
resultan agravadas su dolencias por la condición de encierro. Se acreditó en
autos que existen circunstancias que permiten sostener que en detención
domiciliaria, intentará eludir el accionar de la justicia (….) Admitir la
pretensión de la defensa sería una consecuencia más de seguir manteniendo
criterios formalistas, basados en meros dogmatismos, propios de un sistema burocrático,
escrito y de raíces inquisitivas”, sostuvo el fiscal Mario Villar quien también
se opuso a que Cinto Courteaux abandone la Unidad 31 de Ezeiza y vuelva a su
casa.
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