En una jornada con sala de audiencias repleta, varias personas fueron especialmente para escuchar a la politóloga Pilar Calveiro, que dio testimonio por quien fuera su esposo, Horacio Campiglia. Pero los otros tres testimonios fueron potentes, sobre todo el de dos hijos, Nicolás Crosta, que fue por su padre, Daniel Crosta, y Santiago Roca, que aportó la historia de su madre, Ángela Salamone. En el cierre, por videoconferencia como Calveiro, el periodista peruano Ricardo Uceda, quien dio cuenta de su investigación en torno de los secuestros de Lima, en los que participaron integrantes del Batallón de Inteligencia 601. Esta semana la audiencia se desarrollará el lunes 30. (Por El Diario del Juicio*)
📷 Gustavo Molfino
📷 Julieta Colomer
📷 Fabiana Montenegro
📷 Hernán Cardinale
📷 Luz Deñisoff
📝 Fernando Tebele
☝ Foto de portada: En las audiencias se suele ver gente tomando notas. Algunas en computadoras, otras a mano, como en este caso. Unas pocas son periodistas. Sobresalen quienes realizan trabajos especiales para sus estudios, o incluso algunos familiares que apuntan datos esenciales de un juicio que está reescribiendo la historia en torno de la Contraofensiva de Montoneros, un poco más lejos de la estigmatización, un poco más cerca de la justicia. 📷 Fabiana Montenegro
☝ A diferencia de audiencias anteriores, los imputados no tuvieron compañía familiar, por lo que los asientos detrás de ellos fueron ocupados por familiares de las víctimas. Las fotos de los y las desaparecidos quedaron entonces detrás de sus posibles verdugos.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio
☝ De frente, Norberto Dambrosi, apoyado en un bastón. Espera su turno, de riguroso traje, Jorge Apa, uno de los que ya tiene condena por el crimen de Ana María Martínez. Con su campera infaltable, Eduardo Ascheri, quien fuera fotografiado tomando un café en un bar violando su prisión domiciliaria.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio
☝ El primer testimonio fue el de Nicolás Crosta, el hijo de Daniel Crosta. Contó lo que sabe acerca de cómo fue secuestrado el 14 de septiembre de 1979. Participaba de los grupos que interferían las señales de radio y televisión. También relató que durante las interferencias ponía la canción Palabras para Julia (un poema del español José Agustín Goytisolo). Lo hacía para su compañera supiera que era él quien estaba realizando esa tarea militante.
📷 Julieta Colomer/El Diario del Juicio
☝ Crosta le detalló a la fiscal Gabriela Sosti lo difícil que fue crecer en un entorno en el que su padre estaba desaparecido, y su madre, "sufriendo una suerte de Síndrome de Estocolmo" en pareja con un "piscópata que nos torturaba".
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio
☝ Cuando Crosta se levantó al finalizar su testimonio y pudo verse la foto de su padre, quedó al descubierto el parecido entre ambos.
📷 Hernán Cardinale/El Diario del Juicio
☝ Santiago Roca aportó detalles de su vida después del secuestro de su madre, Ángela Salamone. Después de haber vivido durante muchos años con su padre en Estados Unidos, ahora vive en Córdoba, la ciudad natal familiar.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio
☝ La jueza Morguese, que se incorporó hace algunas semanas al juicio, interviene con preguntas aclaratorias, intentando meterse en la causa al nivel de sus colegas, que ya están en conocimiento de la complejidad de casos y circunstancias que rodean a la causa.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio
☝ "La desaparición tiene una cuestión fantasmagórica que impide realizar el duelo", explicó desde lo vivencial Roca. También contó cómo el genocida Luciano Benjamín Menéndez obligó a un hermano de su abuelo (prestigioso abogado militante de DDHH) a "repudiar y desconocer a mi abuelo".
📷 Julieta Colomer/El Diario del Juicio
☝ Entre el público, en la primera fila Ana Salamone, quien ya declaró por el secuestro de su hermana, vestida de azul.
📷 Fabiana Montenegro/El Diario del Juicio
☝ Con la misma sonrisa que su madre en la foto, Santiago Roca sale de la sala. Tras su testimonio hubo un cuarto intermedio para ajustar detalles técnicos y entrar en la videoconferencia con México.
📷 Hernán Cardinale/El Diario del Juicio
☝ Desde el Consulado argentino en el Distrito Federal mexicano, Pilar Calveiro, quien estuvo secuestrada en la ESMA, dio testimonio por quien fue su esposo, Horacio Campiglia. Miembro de la conducción de Montoneros, Campiglia decidió ser parte de la Contraofensiva. Calveiro no estuvo de acuerdo y eso produjo un "distanciamiento respetuoso. Él pasó por mi trabajo a despedirse antes de regresar. Fue muy triste". La politóloga, que escribió libros esenciales para una relectura de la militancia de los '70, entre ellos Poder y Desaparición y Violencia y/o Política.
📷 Julieta Colomer/El Diario del Juicio
☝ Calveiro reconstruyó la caída de Campiglia en el aeropuerto de Río de Janeiro, adonde habían llegado desde Panamá junto a Mónica Pinus de Binstock. Ambos fueron secuestrados y desaparecidos.
📷 Julieta Colomer/El Diario del Juicio
☝ Entre el público, Pablo Verna, que ya declaró en este juicio aportando datos sobre el funcionamiento de Campo de Mayo, a través del relato de su progenitor, Julio Verna.
📷 Fabiana Montenegro/El Diario del Juicio
☝ Luego de Calveiro, se realizó otro testimonio por videoconferencia. Desde Lima, Perú, el periodista Ricardo Uceda respondió a las preguntas acerca de su investigación en el libro Muerte en el Pentagonito. Allí describió la serie de sucuestros y torturas que recibieron María Inés Raverta, Noemí Gianetti de Molfino, Julio César Ramírez y Federico Frías.
📷 Luz Deñisoff/El Diario del Juicio
☝ Joaquín Frías, además de ser el hijo de Federico Frías, viajó en 2006 a Perú para entrevistar y corroborar los datos aportados por Uceda en su investigación. Aquí observa al peruano a través de los monitores en el recinto.
📷 Fabiana Montenegro/El Diario del Juicio
Todos los testimonios de las víctimas son profundamente conmovedores. Reviven el horror durante sus intervenciones. Se parece a espiar el pasado a través de una rendija en la cortina. Rendija hecha de palabras, pasado de espanto. Creo que nunca se terminará de descubrir hasta qué límites el terrorismo de estado, el genocidio, las prácticas aberrantes, llegaron a dañar a los seres humanos sobre los que esas atrocidades cayeron. Lo mostró el relato de Nicolás Crosta, hijo de Daniel. Con una espontaneidad desenfadada, directa, por momentos dura como un repentino navajazo, tuteando y desafiando al mundo de las formalidades y las burocracias, dejó ver las consecuencias hasta hoy conocidas del horror.
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