domingo, 27 de septiembre de 2020








En la misma línea de defensa que ya había esbozado su subordinado Eduardo Caporaso, el imputado Firpo basó sus respuestas en la ampliación de indagatoria centralmente en una negación de su participación en la contrainteligencia del Batallón 601. Se ubicó durante la represión a la Contraofensiva, solo en la custodia de "personas importantes". Ratificó que operaban desde una casa de la calle Rawson, en el barrio de Almagro. En la audiencia también comenzó su indagatoria Marcelo Cinto Courtaux, pero a la hora de las preguntas, el tribunal decidió un cuarto intermedio hasta el próximo jueves. (Por El Diario del Juicio*) 

✍️ Texto 👉 Martina Noailles

💻 Edición  👉 Fernando Tebele

📷 Fotos 👉  Gustavo Molfino/El Diario del Juicio


Terminó la etapa de testigos. En la audiencia 49 están sentados detrás de cámara dos de los seis imputados que quedan con vida en este juicio. Pidieron, a través de su defensor, ampliar sus indagatorias, pero no dirán nada diferente de lo que declararon hace 6 años. Marcelo Cinto Courtaux tiene 73 años y hablará desde una pequeña sala de piso azul en la Unidad 31 donde se encuentra detenido. Luis Ángel Firpo, carga 89 y declarará desde su casa de Mar del Plata donde se encuentra en prisión domiciliaria, como el resto de los imputados. Las dificultades de la conexión en la cárcel de Ezeiza invierten el orden. El primero será Firpo. Ninguno está obligado a decir la verdad. Ambos están acusados como partícipes de los delitos de privación ilegítima de la libertad, tormentos y homicidios, de decenas de hombres y mujeres que formaron parte de la Contraofensiva Montonera. Están sentados en el banquillo porque la justicia los considera eslabones esenciales en la maquinaria de Inteligencia del Ejército, con base en Campo de Mayo.      

Aunque lo negará con insistencia durante toda la jornada, entre 1979 y 1980 Firpo fue el jefe de la Central de Contrainteligencia, según se desprende de varios documentos que determinaron su procesamiento. También estaba a cargo de la División Seguridad del Batallón de Inteligencia 601. Hoy luce un prolijo pulóver azul con camisa blanca. Su ropa y su pelo canoso es casi todo lo que se reconoce en la pantalla ya que, tal como ocurrió hace algunas semanas con un testigo que fue personal civil de inteligencia, la imagen de la cámara está fuera de foco o configurada con baja calidad. Es curioso que a nadie más le haya sucedido ese aparente problema técnico desde que las audiencias se volvieron virtuales. Ni a los miembros del Tribunal, ni a los querellantes, ni a la fiscal ni a los defensores. Tampoco a la decena de testigos que brindaron testimonio de junio a esta parte. Las únicas dos personas a las que no se les vieron con claridad los rasgos de la cara fueron Firpo y Eduardo Caporaso, ambos integrantes de la División de Seguridad del Batallón de Inteligencia 601. Las dos declaraciones fueron posteriores a la del ex comisario Roberto Álvarez, el testigo que se convirtió en procesado luego de que una sobreviviente lo reconociera a través de la transmisión televisiva del juicio. 
De Firpo no hay siquiera fotos públicas. Quien lo busque por internet sólo encontrará imágenes blanco y negro de otro Luis Ángel Firpo, el Toro Salvaje de las Pampas, boxeador argentino protagonista en 1923 de lo que se conoció como la pelea del siglo. Ese Firpo murió en 1960, cuando el que hoy está acusado de delitos de lesa humanidad comenzaba su carrera militar.   

“Me interesa señalar dos o tres cosas —arranca Firpo apenas el presidente del Tribunal Esteban Rodríguez Eggers le da la palabra—: se dice, en una apreciación del juez, que yo era jefe de la División Contrainteligencia y no es exacto. Yo fui jefe de la Sección Contrainteligencia en 1975 y en enero del ‘76 pasé como jefe de la División Seguridad, que nada tiene que ver con Contrainteligencia. Su misión era exclusivamente proporcionar seguridad a los PMI, personas muy importantes, según el criterio de Jefatura 2 que, a través del jefe del Batallón, indicaba a quién darle protección”. Firpo va a insistir sobre este punto varias veces durante la hora que dura su declaración. Será su eje. Busca despegar el área que tuvo a cargo de cualquier tipo de actividad relacionada con la inteligencia y la contrainteligencia. Los reglamentos y otros documentos militares de la época, que son parte de la prueba en esta causa, muestran lo contrario.

Antes de las preguntas, Firpo quiere aclarar otros dos puntos: “Se me ha imputado por el señor juez diciendo que yo he participado proporcionando información de Inteligencia para la captura o cualquier hecho de agresión contra los montoneros. Eso es totalmente inexacto porque yo nunca pertenecí a la División Reunión de Información que era la encargada de esa tarea, que no tenía nada que ver conmigo. Este señor juez también dice que yo he participado en operaciones en el exterior y en el interior contra Montoneros. Jamás salí al exterior en funciones del Ejército”. El señor juez al que se refiere en realidad es la jueza Alicia Vence, quien tiene a cargo la instrucción de ma megacausa Campo de Mayo.

La casa de Rawson y Obrero Núñez

El Teniente Coronel retirado decide responder preguntas. Su abogado, el defensor oficial Lisandro Sevillano, no le hace ninguna. Cede la palabra. Rodríguez Eggers se pone al frente y le pide a Firpo confirmar la dirección exacta del inmueble de la calle Rawson donde funcionó la División Seguridad. “¿Era Rawson 638? ¿Era un lugar en L?”, le consulta el juez. Firpo asiente. “Sí, Rawson casi esquina Obrero Núñez y, efectivamente, tenía salida por Núñez”. De la casa hay poca información. Según la declaración que dio el 3 de septiembre pasado Eduardo Caporaso, subordinado de Firpo en esa División y precursor en la trampa de poner su imagen distorsionada para testimoniar, la casa tenía una o dos habitaciones grandes al frente, alguna oficina, pasillo, cocina y un patio. Ningún cartel ni insignia reconocía el frente del lugar. Caporaso no hizo alusión a que la casa tenía salida por el pasaje Obrero Núñez. 


El frente del galpón con salida a la calle Obrero Núñez que se custodiaba desde una escuela que está enfrente.
📷 El Diario del Juicio



  
La Dirección Nacional del Programa Verdad y Justicia informó, a pedido de la fiscal Gabriela Sosti, que no se encontraron hasta la fecha denuncias sobre el uso de esa casona como centro clandestino de detención. Pero según su equipo de investigación, se pudo constatar que la casa ubicada en la actual calle Palestina (ex Rawson) tuvo una salida por una puerta de galpón sobre el pasaje Obrero Roberto Núñez. Vecinos del lugar relataron en 2018, que durante la dictadura hubo militares ubicados en el techo de la escuela Provincia de Jujuy, que está a la vuelta de la casona y enfrente del galpón. Según pudo constatar el Diario del Juicio, la entrada sobre el pasaje lleva el número 4330 y es un galpón con oficinas de 33 metros de fondo. 
De la información pública surge, además, que la casona de la ex calle Rawson era propiedad del Ejército y que allí funcionó, desde 2004, el Centro de Salud Mental Malvinas Argentinas del Ejército Argentino. En 2013 hubo una licitación del Ejército para “remodelación del anexo al casino de suboficiales en calle Palestina 638 –Dir. Grl. Pers. Bien.– CABA”, según informó el Programa Verdad y Justicia.

El frente de la casa de Rawson 638. Acutalmente la calle se llama Palestina en ese tramo.







Proteger

—Usted dijo al principio que la Central de Información era la que se encargaba de hacer inteligencia. ¿Puede contarnos más de su funcionamiento? —continúa el presidente del Tribunal—. Respecto de su funcionamiento no tengo la menor idea, ni siquiera cuando era jefe de Contrainteligencia, en el 6º piso, enfrente de donde estaba la oficina de Información, yo nunca entré. Nunca entré en un año. Un principio en Inteligencia muy importante es la necesidad de saber. Si no tengo necesidad, no tengo que forzar ese concepto de Inteligencia de ninguna manera. 
—En ese marco de no saber si no necesito ¿usted tuvo conocimiento en el 79 y 80 de la existencia de centros ilegales de detención de personas? 
—Lo que yo tuve conocimiento es que el Ejército o las Fuerzas Armadas tenían lugares de detención de prisioneros. Yo dije en la indagatoria inicial, e insisto, que no tenía conocimiento fehaciente ni me constaba de ninguna manera. Que podía ser que se tratara de lugares manejados por las fuerzas de seguridad, eso sí porque eso era información pública que, además, le aclaro, esa información pública constituye el 90% de la información de inteligencia y el 10% secreto es el que uno no tiene que meterse cuando no hay necesidad de saber. 
—¿O sea que usted no tenía necesidad de saber?
—Para nada. 

La fiscal Sosti toma la posta. Firpo da algunos datos concretos. Dice que los encargados de calificarlo eran el Segundo Jefe, Luis Arias Duval, y los jefes del Batallón 601 (tuvo tres: Alberto Valín, Carlos Alberto Tepedino y Jorge Muzzio), pero que él respondía al jefe del Batallón directamente. También señala que la protección que debía brindar a unos 30 o 35 militares importantes, algunos ex presidentes de facto como Onganía y Lanusse, era debido a “los asesinatos que llevaban a cabo organizaciones como Montoneros y ERP”, pero que entre 1979 y 1980 “nunca hubo un atentado contra ellos”.   

—En su indagatoria anterior dijo que sus subordinados eran oficiales de inteligencia ¿es así? —le consulta Sosti.
—Nunca dije eso. La gente a mi mando era personal de seguridad, civiles. 
—¿Los 400 eran civiles?
—Había algún suboficial u oficial que se encargaba de algunas tareas importantes de la división como instrucción o control de los lugares de asiento de las personas que se protegían.
—¿Usted dijo en esa declaración que uno de sus subordinados fue Carlos Fontana?
—Sí, Carlos Gustavo Fontana, era Capitán.
—¿Él también hacía seguridad?
—No, era controlador, era el que daba instrucción a la gente en los cursos.
—¿Qué especialidad tenía Fontana?
—Era especialista en inteligencia
—Ah… entonces sí tenía bajo su mando gente de inteligencia… —le advierte Sosti.
—Todos éramos de inteligencia –se enoja Firpo— el personal de civil también eran de inteligencia, eran cuadro c2. 

Carlos Gustavo Fontana fue condenado a 21 años de prisión en 2007 en el primer juicio que se realizó tras la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. En 1977 se desempeñó como jefe de la Sección de Inteligencia “Paraná” y, a partir de diciembre de 1979, sirvió en la Central de Reunión.

—También mencionó a un tal Gaitán... —sigue la fiscal.
—Era el Teniente Coronel, fallecido, que me sucedió en el mando de la División Seguridad. 
—¿Es el mismo Gaitán que venía de la Central de Reunión de Inteligencia?
—… No sé específicamente, no sé dónde estaba él.




Según la publicación del Programa Verdad y Justicia titulada “El Batallón de Inteligencia 601”, de 2015, el Teniente Coronel Rubén Ignacio Gaitán revistó durante los años 1977, 1978 y 1979 en la Central de Reunión y después fue jefe de la División Seguridad entre 1980 y 1982. En esa misma publicación, Luis Firpo figura en la lista de oficiales y suboficiales que formaron parte de la Central de Contrainteligencia de 1977 a 1979. El juez Rodríguez Eggers se lo preguntará directamente.  

—Es erróneo. Yo le dije de entrada que fui jefe de Contrainteligencia en 1975 y que a fin de ese año pasé a la División de Seguridad.
El juez indaga, ahora, sobre si, como jefe de Seguridad, recibía información de parte de Contrainteligencia. 
—No recibía ninguna información —asegura Firpo.
—¿Y cómo desarrollaba la seguridad sobre esos personajes que usted mencionó? Porqué alguna información preliminar debían tener ¿O iban a la casa y lo cuidaban? —insiste el magistrado.
—Para nada. Yo determinaba el número de personas que iban a integrar la seguridad y el personal estaba instruido con lo que tenía que hacer, es decir, defender a la persona.
—¿O sea que solo hacían la custodia?
—Si, tal cual. Ninguna otra tarea —dice, firme.
—En el mismo sentido, ¿usted recibía información de la Central de Reunión sobre alguna de las organizaciones? —se suma Pablo Llonto, abogado de la querella.
—Absolutamente no, nada, no era de mi incumbencia.
—¿Entonces estas tareas de seguridad no tenían una planificación sobre hipótesis?
—Absolutamente nada. Sólo trabajaba en hechos concretos para personal en funciones o retirados. Yo no necesitaba esa información. Recibía una orden para dar protección y la daba.

Firpo asegura que no recibía ningún tipo de información. Tampoco presentaba informes a sus superiores ni plasmaba la tarea de la División en ningún lado. “No hacíamos reunión de información, no me correspondía, mi misión sólo era seguridad”, dice por décima vez el militar y agrega: “Cuando yo tenía que decir algo hablaba por teléfono con el jefe del Batallón”.
Además de la seguridad a “personas muy importantes”, Firpo recuerda haber dado protección a reuniones bilaterales entre Inteligencia de distintos países. “Tengo presente con España, pero había otros países… Paraguay, Uruguay, Chile, Bolivia, Brasil y Perú”.

—¿Vino gente de Inteligencia de España a acá? 
—Sí —se limita Firpo.
—¿Sabe qué temas trataron? –le pregunta Llonto y recibe un nuevo “no, absolutamente”.
—¿Daba sólo seguridad? 
—Por supuesto.
Sosti vuelve a preguntar sobre el eje que Firpo maneja inmutable. 
—¿Su función como jefe de Seguridad estaba dentro de Contrainteligencia?
—No, era completamente independiente.
—Le estoy preguntando por el reglamento. En los libros históricos del Batallón, la Sección de Seguridad está dentro de la Central de Contrainteligencia…
—No, es un error total —sostiene con firmeza.

Para finalizar, Firpo vuelve a pedir la palabra. “En todos mis reclamos para que me den la libertad condicional en esta causa, hacen referencia a que yo habría ido al exterior o proporcionado información que eran ajenas a mi función. Yo nunca participé en nada que tuviera que ver con la lucha contra la subversión, en ninguna oportunidad. Porque no me tocó”. 
Ante la mirada atenta de Marcelo Cinto Courtaux, quien lo escucha desde la cárcel, Luis Ángel Firpo apaga su conexión.   
   

*Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardiamedio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

0 comentarios:

Publicar un comentario